Por: Lucha Castro
Las
primeras palabras que escuche de su madre al darle el pésame fue: “mi hijo
tenía corazón barzonista”.
A la
familia de Alberto le decimos con todo respeto que el también formó parte de
nuestra familia, por eso estamos aquí y también lo vamos a extrañar.
Ser
cristiano/a significa mantener la fe con aquellos/as que han escuchado y vivido
el llamado de Dios por la justicia, el amor radical y la liberación que han
desafiado los sistemas injustos y que en la lucha se han negado a ser
víctimas y a doblegarse frente a las amenazas de violencia, sufrimiento y
muerte.
Esto es
lo que aprendimos los compañeros y compañeras barzonistas, de Alberto
Almeida Fernández.
Aquí
estoy en el lugar en que nací, cuna de las luchas barzonistas,
que marco el camino de Alberto, aquí junto a Ismael Solorio tomaron el
ferrocarril para exigir el derecho humano al medio ambiente
Confieso
que al igual que ustedes, tengo un nudo de indignación que no acaba
de salir de mi ser, por la impotencia de ver la imperante impunidad
nos agobia.
Sin
embargo, esta tierra bendita que nos alimenta y da la vida, fue el lugar que Alberto amo junto a sus grandes amores: su familia. Fue un
empresario y político poco convencional, su compromiso llevo a hacer por
su lucha solidaria con nuestro pueblo y la mejor forma de honrar su
memoria, es hacer que la semilla de esperanza que sembró, en quienes
los conocimos y le amamos, germine y de fruto.
Es
cierto, tenía el corazón y el alma barzonista, Alberto y sus compañeros
campesinos que hoy llegaron a rendir sincero tributo, han sido la diferencia en
este país con sus tractoradas, cabalgatas y protestas, son la punta de lanza
que romperá el viento de la injusticia y la impunidad, que nos permite superar
la situación inhumana que nos quieren dar como destino, venciendo la pasividad
y el miedo, son portadores de esperanza.
DESCANSE EN PAZ EL DEFENSOR DE DERECHOS HUMANOS
ALBERTO ALMEIDA FERNÁNDEZ
¡ALBERTO VIVE, LA LUCHA SIGUE!
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