viernes, 25 de octubre de 2013

El Ejido Benito Juárez sigue en pie de lucha

Por: Dora Villalobos Mendoza

Ejido Benito Juárez, municipio de Buenaventura.- El pueblo honró hoy a sus héroes y refrendó que sigue en pie de lucha.

Los nombres de Isamel Solorio Urrutia y su esposa Manuelita Solís Contreras quedaron plasmados en la placa de bronce que develaron para honrar su memoria, a un año de su asesinato.

“En memoria de un pueblo que lucha y resiste con dignidad. Lucharon por nuestros derechos, por el agua y contra la minera canadiense Mag Silver”, reza parte del memorial que vigila desde hoy el local de la Presidencial del Comisariado Ejidal.

El ceremonial que organizó el ejido para recordar a Ismael y a Manuelita empezó con una misa a las diez de la mañana. El párroco Alexander Erazo invitó a la comunidad a olvidar el rencor, el odio, la desunión, la enemistad y la venganza.

Es tiempo del perdón, del amor, de la paz y de la reconciliación, enfatizó el sacerdote ante una iglesia llena de hombres y mujeres de todas las edades que se tomaron el día, aunque fuera hábil, para honrar a sus héroes.

En clara alusión a la desunión que provocó la mina Cascabel en este ejido, el párroco pidió a los lugareños olvidar la violencia y encontrar el camino de la reconciliación.

Antes de la bendición sacerdotal, Lucha Castro, dirigente de El Barzón, hizo una reflexión teológica: 

Esta tierra bendita que nos alimenta y da la vida fue fecundada con la sangre mártir de Ismael y Manuelita, por su lucha solidaria con nuestro pueblo. La mejor forma de honrar su memoria es hacer que la semilla de esperanza que sembraron en quienes los conocimos y los amamos, germine y de fruto.

Jesús murió por su compromiso con las y los oprimidos de su época. La crucifixión del imperio romano era el castigo para los rebeldes y revolucionarios, él apostó por una vida que se opuso a las culturas injustas y opresoras.

Ismael murió por su compromiso con su familia, con sus compañeros, con su tierra y su país, lo acribillaron con Manuelita por sus ideas revolucionarias. Él también, como Jesús, se opuso a vivir en la injusticia.

Jesús recorrió Jerusalén con sus discípulos y discípulas predicando la buena nueva. Ismael con sus compañeros y compañeras barzonistas recorrió en tractor y a caballo el país, fiel a los valores evangélicos.

Jesús no eligió la cruz. Ni Ismael, ni Manuelita eligieron ser asesinados . Ambos eligieron vivir con dignidad y fidelidad a sus principios, negándose  a cambiar el curso de su vida, a pesar de las amenazas.

La muerte de Jesús, como la de Manuelita e Ismael, es un acto injusto, es un acto cobarde. Buscaron silenciarlos a través de la muerte porque ellos tuvieron la valentía de hacer visibles las cruces impuestas y, como los profetas, denunciaron las injusticias.

Conocer a Dios es hacer justicia. Por eso sabemos que Ismael y Manuelita lo conocieron. El centro de sus vidas fueron sus obras de justicia, las relaciones de misericordia y compasión en esta comunidad de Benito Juárez.

Cuando no se aceptan las amenazas de muerte y se opta por la justicia y el amor radical a un pueblo, el poder de la muerte es derrocado.

La resurrección significa que la muerte ha sido vencida en esos precisos momentos en que los seres humanos eligen la vida, rechazando la amenaza de muerte.

Jesús trepó sobre su tumba en el huerto de Getzemaní cuando se negó a abandonar su compromiso con la verdad, aun cuando sus enemigos lo amenazaban de muerte. Ismael también lo hizo aquí en Benito Juárez cuando se negó a doblegarse a los intereses de la mina y de los que robaron el agua. Él también, como Jesús, se negó a abandonar el compromiso con su comunidad y su ejemplo de vida.

Nos debe animar a fortalecer la esperanza de un mundo diferente, más digno, más humano, más, justo. En lenguaje cristiano, un proceso de salvación es un proceso de resurrección, de recuperación de la vida, de esperanza, de justicia, de dignidad y eso fue y debe seguir siendo Ismael y Manuelita para nosotros, signos de vida, de resurrección que al igual que Jesús resucitó en las luchas libertarias de los pueblos oprimidos.

Ismael y Manuelita resucitaron en la lucha de resistencia de esta región con el  anhelo de construir una comunidad sana y justa. Su opción de vida, clara y definitiva, entregada a la lucha por los derechos de su pueblo.

En un mundo tan fracturado, tan lastimado, tenemos la responsabilidad de luchar con esperanza y con fe creciente, con el gusto de sabernos unidos en la búsqueda, fortalecidos con gente como Ismael y Manuelita, que en  lugar de inhibirnos en la lucha, nos impulsan a seguir adelante.

El Barzón, la organización a la que pertenecían Ismael y Manuelita, tiene su cuna en esta región, ellos y ustedes han sido la diferencia en este país, con sus tractoradas, cabalgatas y protestas son la punta de lanza que romperá el viento de la injusticia y la impunidad, que nos permite superar la situación inhumana que nos quieren dar como destino, venciendo la pasividad y el miedo. Son portadores de esperanza.

Bienaventuradas mujeres y hombres de esta comunidad de Benito Juárez que luchan por la justicia y por la paz, que testimonian los principios de una vida fraterna y  solidaria para transformar la convivencia con estilos de vida y acciones que buscan una sociedad justa.

Recordemos hoy a Ismael y Manuelita, nuestros entrañables amigos y compañeros, su espíritu vive en estas tierras y agradecemos al Dios padre y madre el habernos permitido ser sus compañeros, haciéndonos sentir orgullosas y honrados de haberlos conocido, y por permitir ser un poco parte de sus vidas, porque, como dice el Evangelio de Juan, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Manuelita e Ismael dieron la vida por nosotros y nosotras.

Después de la misa, el pueblo conmemoró el primer aniversario del asesinato de Ismael y Manuelita con una emotiva ceremonia en el local de la Presidencia del Comisariado Ejidal.

Fausto Jiménez, presidente del Comisariado, dio la bienvenida a los campesinos e integrantes de las organizaciones de la sociedad civil que vinieron de Cuauhtémoc, Casas Grandes, Villa Ahumada, Juárez, Namiquipa, Bachíniva y Chihuahua.

Agustín Rascón, quien fuera maestro de Ismael en la Secundaria Estatal por Cooperación, fue el encargado de narrar las semblanzas del líder barzonista y de su esposa. Recordó los 25 años que entregó Manuelita al magisterio en la primaria 21 de Marzo.

Y rememoró las andanzas de Ismael en decenas de protestas que lideró en el tractor y a lomo del caballo, en busca de mejores precios para la cosecha de los campesinos, la clausura de pozos de agua clandestinos, la solución a la cartera vencida, el alto a la siembra de maíz transgénico, la baja de las tarifas eléctricas y la salida de la mina Cascabel.

A nombre de las familias Solorio Urrutia y Solís Contreras, Atilana, hermana de Manuelita, agradeció la presencia del pueblo y el acompañamiento de las organizaciones que vinieron de varios municipios.

Antonio López, ministro cristiano del templo “Jesucristo la Respuesta”, también hizo un llamado al perdón, la reconciliación y la paz.

La maestra Irasema Villanueva criticó el individualismo, el odio, el desánimo y la apatía que muestra mucha gente del pueblo. “Yo los invitó a rescatar los valores que nos dejó Manuelita porque ella fue madre, hija, hermana, maestra y una mujer ejemplar”, enfantizó.

El discurso de Víctor Quintana, líder social y campesino, amigo de Ismael en múltiples batallas, estremeció y arrancó lágrimas a más de tres. “Este año tuvimos un año llovedero, como si en lugar de sepultar a Ismael y a Manuelita hubiéramos sembrado su cuerpo en una tierra que atrajo la lluvia y el verdor”, parafraseó en una oratoria poética.

Los que se imaginaron que la lucha acabaría con el asesinato de Ismael y su esposa se equivocaron porque fue todo lo contrario, la lucha floreció más fuerte que nunca en su familia, en los campesinos, en las organizaciones, en el ejido, en un pueblo que no se rinde y que de manera unánime le dijo “no” a la mina canadiense que insiste en quedarse aquí, enfatizó Quintana.

El Barzón no se amedrentó con el asesinato de su dirigente. Lejos de eso organizó las Jornadas por la Justicia y sigue luchando contra la mina, advirtió. Al contrario, ahora el eco de Ismael retumba en otras regiones del país donde también están luchando contra la instalación de minas contaminantes, indicó.

“La lucha de Ismael y Manuelita es, sigue siendo, una lucha radical por la paz, es una lucha que sigue porque sus hijos, sus hermanos y sus compañeros la continúan”, hizo ver.

Es una lucha que busca acabar con las causas de la violencia, enfatizó y recordó que la paz no se consigue sin justicia. “La mina no pretendía envenenar sólo el suelo y el agua de este ejido, vino a envenenar también las relaciones de sus habitantes”, denunció.

Para Víctor Quintana, defender el territorio es defender la paz. “Afortunadamente el sacrificio de Ismael y Manuelita ha dado frutos. Ahora estamos desenvenenando las relaciones con justicia y dignidad porque el pueblo se construye con dignidad; aquí se siembra algodón, chile y alfalfa, pero también se siembra ejemplo de valentía y lucha, aquí hay sacrificio, sangre y lucha que está floreciendo porque el ejido Benito Juárez está más vivo que nunca”, pronunció.

El último orador fue Gabino Gómez, dirigente de El Barzón, quien, con la voz quebrada, enfatizó: “A un año del asesinato seguimos llorando la muerte de Ismael y Manuelita, dos líderes que no debieron morir; no nos van atemorizar, seguiremos luchando contra el despojo del territorio más que nunca”.
Martín Solís anunció la creación de una biblioteca que llevará el nombre de Manuelita Solís y de un mural que ilustrará la historia del ejido, sus luchas, su resistencia y la vida de sus héroes.

Al finalizar la ceremonia el pueblo se trasladó en caravana al panteón. La enorme fila de caballos, tractores y vehículos tardó más de una hora en llegar al lugar donde reposan los restos de Ismael y Manuelita.

Cubrieron las tumbas con coronas multicolores, hicieron oración y corearon al unísono: “¡Ismael vive!, Manuelita vive!

La conmemoración terminó con una comida al aire libre a la que no pudo asistir Siria Solís, principal organizadora de la reunión, porque tuvo que atender a una señora cuyo marido pretendía desalojar de su hogar. Y es que, como dice Siria, la lucha no da tregua.